Cuando eres masajista, hay algo muy claro: tienes, quieres y debes hacer masajes. Es lo que has elegido, lo que te apasiona y, por supuesto, de lo que vives. Pero cuando vives del masaje, la cosa cambia un poco. Porque no es solo cuestión de dar masajes, necesitas hacerlo.Es tu sustento, tu día a día, y, además, te encanta.
Ahora bien, aquí es donde entra una reflexión importante que quiero compartir contigo. Hay algo que he notado con mucha claridad a lo largo de los años, y es que la atención que pones a las cosas marca la diferencia. Cuanto más enfoque pongas en algo, más energía le das, más crece, más se activa. Y no, no te estoy diciendo ninguna obviedad, déjame explicarte mejor.
¿Dónde está tu foco como masajista?
Imagínate esta situación: dices que eres masajista, trabajas como masajista, y tu principal fuente de ingresos proviene de los masajes. Hasta aquí todo perfecto, ¿no? Pero la pregunta que te hago es: ¿dónde está tu foco una vez que has llegado ahí?
Porque claro, vivir del masaje es algo maravilloso, pero una vez que llegas a ese punto, ¿tu mente dónde está? ¿En qué estás pensando durante el día? ¿Está tu mente enfocada en mejorar tu práctica, en atender a tus clientes, en pensar cómo puedes ayudarlos más? ¿O tu cabeza está en esa serie que estás viendo, en ese juego de ordenador que te tiene enganchado o en cualquier otra afición?
La clave está en el foco
Aquí es donde entra la cuestión: ¿dónde pones el foco de tu día a día?. No importa si llevas años trabajando como masajista o si acabas de empezar, la clave está en dónde pones tu atención. Y te aseguro que esto marca la diferencia entre un masajista que simplemente da masajes y un masajista que vive plenamente de su trabajo, que mejora cada día y que crea una consulta rentable y exitosa.
Puedes tener 40 personas a la semana, 4 o solo una, eso no importa tanto. Lo que importa es cómo piensas en tu trabajo, en tus clientes y en ti mismo como masajista. ¿Te obsesionas con mejorar? Y cuando digo obsesionarse, lo digo en el buen sentido de la palabra. Me refiero a poner toda tu atención en cómo mejorar, en cómo vivir de esto de una manera más plena y eficiente.
Identificar las distracciones y eliminarlas
Sé que vivimos en un mundo lleno de distracciones. Desde el móvil, las redes sociales, las series, los juegos, todo compite por nuestra atención. Y no te digo que renuncies a todo eso, porque al final del día también necesitamos desconectar y relajarnos. Pero lo que sí te digo es que identifiques cuáles son las cosas que realmente te están distrayendo de tu objetivo.
Si de verdad quieres vivir del masaje de una manera rentable y plena, necesitas eliminar esas distracciones o al menos reducirlas al mínimo. No te digo que dejes de ver esa serie que te encanta, pero sí te digo que te preguntes cuántas horas le estás dedicando a algo que, al final del día, no te está acercando a tus objetivos como masajista.
Céntrate en tu objetivo: Ser masajista pleno y eficiente
Si realmente quieres vivir de esto, haz del masaje tu obsesión saludable. Piensa en cómo mejorar tu consulta, en cómo atender mejor a tus clientes, en cómo ser más eficiente con tu tiempo y tu energía. Ponte a ti mismo el reto de ser mejor cada día, de estar más presente con tus clientes, de documentarte más, de aprender nuevas técnicas, de observar cómo puedes hacer que tu consulta sea más rentable.
Poner orden y foco en tu vida es clave para ser más feliz, y también para ser más rentable. No se trata solo de trabajar más, sino de trabajar mejor. Elimina lo que te distrae y verás cómo tu mente se abre a nuevas ideas y soluciones.
Y si no has empezado, ¿a qué esperas?
Y oye, si estás leyendo esto y todavía no te has lanzado al mundo del masaje, entonces no sé qué más necesitas para hacerlo. No dejes que las dudas o las distracciones te frenen. Empieza ya. Porque cuanto antes pongas foco en lo que de verdad te apasiona, antes empezarás a ver los resultados.
Empiezo nuevas formaciones este jueves, el 24. Si te interesa aprender a vivir del masaje, haz clic aquí y súmate. El primer paso es empezar y el segundo es poner todo tu foco en avanzar.
Un abrazo,
Pere Mompó