Con la llegada de las temperaturas más frías (o más cálidas de golpe), es común que empecemos a notar rigidez, dolor e incluso contracturas en los músculos. No es casualidad, y en este post te voy a explicar por qué los cambios de temperatura afectan a nuestros músculos y cómo podemos prevenir o aliviar esas molestas contracturas.
¿Qué ocurre en los músculos cuando baja la temperatura?
Cuando hace frío, nuestro cuerpo reacciona naturalmente para protegerse. Los músculos, que son tejidos llenos de vasos sanguíneos, se contraen como mecanismo de defensa. Esta contracción ayuda a conservar el calor en el cuerpo, pero también puede hacer que los músculos se mantengan en una posición rígida y tensa durante períodos prolongados.
Esa tensión constante es la que lleva a las contracturas. Al estar en un estado de contracción por más tiempo, los músculos no tienen oportunidad de relajarse y recuperarse, lo que resulta en nudos musculares y en esa sensación de rigidez que tanto nos incomoda.
¿Y con los cambios de temperatura bruscos?
Los cambios bruscos de temperatura, como los que a veces experimentamos entre estaciones o cuando pasamos de un ambiente cálido a uno frío, también pueden ser un problema. Nuestros músculos no tienen tiempo para adaptarse y pueden reaccionar de forma abrupta. Es como si el cuerpo se preparara para una amenaza, y los músculos, al no saber qué esperar, se contraen de golpe.
Además, estos cambios pueden afectar la circulación sanguínea. En un ambiente frío, los vasos sanguíneos se contraen, lo que reduce el flujo de sangre y oxígeno a los músculos. Esto provoca una sensación de rigidez y puede hacer que los músculos se tensen más de lo normal.
¿Cómo influyen estos factores en la aparición de contracturas?
Todo ese proceso de contracción y falta de circulación crea el ambiente perfecto para que aparezcan las contracturas. Una contractura es, básicamente, un punto en el músculo donde las fibras se han quedado “pegadas” en una posición de tensión. Esto no solo es incómodo, sino que también limita la flexibilidad y movilidad de la zona afectada.
Los músculos tensos y rígidos, además, pueden afectar nuestra postura, y el simple hecho de movernos de manera limitada y forzada puede provocar más contracturas en otras áreas. Es un ciclo que se va alimentando y que nos puede llevar a una acumulación de tensión generalizada.
¿Qué podemos hacer para evitar contracturas debido a los cambios de temperatura?
Aquí van algunos consejos para ayudar a mantener nuestros músculos en buen estado incluso cuando el clima juega en nuestra contra:
- Mantente en movimiento: Una de las mejores maneras de evitar contracturas es mantener los músculos activos. Si tienes que pasar mucho tiempo en un lugar frío, trata de moverte con regularidad para mantener la circulación activa.
- Vístete en capas: Especialmente en climas fríos, usar varias capas de ropa ayuda a mantener el cuerpo caliente y evita que los músculos se tensen tanto. Lleva siempre una chaqueta o bufanda extra para proteger la zona del cuello y los hombros, que suelen ser las primeras en resentirse.
- Aplica calor en zonas críticas: Si sientes una zona particularmente tensa o contracturada, aplicar una bolsa de agua caliente o una almohadilla térmica puede ayudar a relajar los músculos. El calor mejora la circulación en la zona y ayuda a reducir la rigidez.
- Masajes regulares: Los masajes son una excelente herramienta para prevenir y aliviar las contracturas. Un buen masaje ayuda a relajar los músculos, mejorar la circulación y reducir la tensión acumulada, especialmente en épocas de frío.
- Ejercicios de estiramiento: Mantener una rutina de estiramientos suaves ayuda a mantener la flexibilidad muscular y a reducir la posibilidad de que los músculos se tensen demasiado. Unos minutos de estiramientos diarios pueden marcar la diferencia.
- Mantente hidratado: Aunque no lo creamos, en épocas frías también debemos beber suficiente agua. La deshidratación puede hacer que los músculos se vuelvan más propensos a la tensión y el dolor.
¿Qué hacer si ya tienes una contractura?
Si ya tienes una contractura, no desesperes. Aquí van algunos pasos que te pueden ayudar:
- Aplica calor local: Como mencioné antes, el calor ayuda a relajar los músculos. Coloca una compresa caliente durante unos minutos y notarás la diferencia.
- Masaje en la zona: Si tienes acceso a un masajista, genial. Si no, puedes intentar hacer un automasaje suave en la zona afectada. Presiona suavemente el área, haz movimientos circulares y trata de aflojar poco a poco la tensión.
- Estira después del masaje: Una vez que hayas relajado la zona con el masaje, haz un estiramiento suave del músculo afectado. No te fuerces, el objetivo es relajar, no crear más tensión.
- Evita el frío directo: Hasta que la contractura se alivie, evita exponerte al frío directo. Si necesitas salir, asegúrate de llevar ropa adecuada para mantener la zona caliente.
En conclusión
Los cambios de temperatura afectan a nuestro cuerpo más de lo que a veces pensamos, y los músculos no son la excepción. La rigidez, la tensión y las contracturas son comunes, pero podemos aprender a prevenirlas y manejarlas con algunos cuidados básicos. Si practicas estos consejos y mantienes una buena rutina de cuidado muscular, verás que es mucho más fácil mantener tus músculos en buena forma, sin importar el clima.
Recuerda que tu cuerpo siempre responde a los cambios del entorno. Escúchalo, cuídalo y dale lo que necesita, y evitarás muchas molestias.
Un abrazo,
Pere Mompó