El masaje, existe desde que existen las sociedades y aparece en todas las partes del mundo, podemos decir que desde y donde hay humanidad hay y habrán masajes, es una forma de comunicarnos, utilizar el tacto.
El tacto es un lenguaje universal, y el masaje es la expresión máxima del conocimiento de este sentido. Es el primero de los sentidos que aparece, y el último en desaparecer, piensa que primero nos quedamos ciegos, que dejamos de sentir una caricia.
En esta época de pandemia, nos hemos alejado de los nuestros, de nuestra naturaleza de abrazarnos, de nuestra forma de entender el mundo como mediterráneos que somos los Valencianos.
Nos hemos alejado por necesidad de esos abrazos a los amigos, sustituyéndolos por miradas de complicidad y choques molestos en los codos, hemos en definitiva ocultado una parte fundamental de lo que somos como humanos, y de nuestra identidad como pueblo.
Pero todo esto va a pasar, y vamos a volver a abrazar a los nuestros, y a los que no lo son tanto, a nuestros clientes.
Al igual que tu y yo, los demás tienen esa necesidad de tacto, y nuestro medio de trabajo es gestionar ese contacto físico cercano, vamos a ser requeridos, en la nueva situación que nos vamos a encontrar en los próximos meses.
Nos estamos acercando a un momento dulce en que el simple masaje relajante va a tener más importancia que nunca. Es el momento de prepararte, de poner todo tu esfuerzo como masajista, tu pasión y la voluntad de ayudar a los demás.
Esta es la materia prima del masajista con la que trabajamos en nuestros cursos, con estos valores, y la pasión tu complicidad, contribuiremos a hacer un mundo mejor.
Realicé hace años la formación de formador de masaje infantil, había una frase, que siempre recuerdo con cariño: “El tacto es el primer idioma”
Y me tomo la libertad de realizar la reflexión siguiente: “Si el tacto es el primer idioma, el masaje es literatura”
Si el tacto es el primer idioma, el masaje es literatura
Vamos a entrar en el momento en que el masaje va a ser más valioso que nunca. Ánimo, trabajo y humildad para seguir adelante.
Pere Mompó.