Vamos empezar contando una historia. Imaginemos que las Terapias Naturales fueran un grupo de amigos, estaríamos hablando de que el Quiromasaje es el chico simpático que todo el mundo conoce, la Osteopatía es la estupenda del grupo, las Flores de Bach son las intelectuales y la Reflexología Podal es esa chica un poco introvertida y amable que cae bien. Resulta que la ésta ultima tiene una prima que se ha unido al grupo hace unos cuantos veranos, se llama Kinesiología.
Kinesiología, vive con sus padres, la medicina tradicional china, su padre, y la quiropráctica, su madre, pero no mucha gente lo sabe, es posible que no lo haya sabido expresar o, simplemente, nadie se lo ha preguntado. Vamos a tratar de explicar, de forma breve y sencilla, qué es la Kinesiología.
La Kinesiología utiliza el test muscular cualitativo y el lenguaje corporal como referencias para mejorar e integrar aspectos físicos, nutricionales, emocionales, mentales y energéticos de la persona. Una parte fundamental de esta Terapia Natural es establecer un objetivo, algo que ya de por sí es un gran trabajo.
Asistir y ayudar a que las personas consigan establecer unos objetivos es el inicio en las sesiones de Kinesiología. Éstos pueden ser muy variados, tanto en el plano físico, como mental o emocional.
El/los objetivo/s tiene/n que ser:
Positivo – Evitar la palabra “no” y tener elementos positivos en la formulación.
Activo – Un objetivo que siempre implica acción, por lo que ha de tener un verbo de acción y estar en presente. Por ejemplo, “hago”.
Claro – Ha de ser nítido y concreto, la mente no entiende las órdenes difusas.
Energético – Ha de tener capacidad de proyectar una motivación, que sea ilusionante y motivador para el que lo formula.
Sin este planteamiento la Kinesiología carece de sentido, queda vacía de contenido y de capacidad de regulación del sistema.