Hola.

Me llamo Stefan y soy antiguo alumno del Centre Mompó de Benimaclet.

Ahora soy autónomo y diría que casi, casi un masajista experimentado.

Ha pasado bastante tiempo desde que pasaba las horas sentado en las aulas del Mompó. Entre camillas trataba de memorizar los diferentes nombres y las funciones de los grupos musculares individuales y aplicarlo todo para poder realizar un masaje de cuerpo entero. Y mientras tanto, siempre con preguntas rondando en mi cabeza… ¿Puedo presionar fuerte por aquí o estaré demasiado cerca de las vértebras torácicas? Ay… ¿Dónde estaba ese ancho dorsal otra vez? Y qué decir de los nervios a la hora de tratar con clientes reales.

Cuando hicimos prácticas me tocó darle un masaje de espalda a un hombre tan alto y musculoso como un armario y entonces, más preguntas, ¿de dónde voy a sacar la fuerza necesaria para darle un buen masaje? Y los miedos… Espero no decepcionar al cliente y que tenga que terminar el masaje antes de tiempo. Me puse manos a la obra con todo mi coraje y las técnicas aprendidas.

Cuando terminé me dió las gracias y siempre recordaré lo que me dijo en ese momento, “Ha sido un gran masaje. Es justo lo que necesitaba. He estado muy estresado durante las últimas semanas y mi cuerpo ha comenzado a quejarse. Sigue así y tendrás mucho éxito en el futuro». Me paré un momento para procesar esas palabras. ¿De verdad me ha dicho eso? Ese día salí del centro con la cabeza entre las nubes. Ni siquiera había terminado aún mi curso de Quiromasaje.

¡Pues algo de razón tendría! Las preguntas, los miedos y esa sensación de emoción y tensión al trabajar con mis clientes aún están presentes en pequeñas dosis, pero me empujan a mejorar para adaptarme a mis clientes. Y es gracias a estos momentos que estoy donde siempre quise estar. En un lugar donde puedo ser independiente y creativo y planificar mi propio tiempo.

Me he convertido en un todoterreno. Encuentro a mis propios clientes o vienen a mí porque alguien les habló de mi trabajo. Y entonces me traen todo tipo de molestias. Algunos están entrenando para competiciones deportivas, otros buscan pausar la vida cotidiana y desconectar, y otros buscan un apoyo para mantener su movilidad en la vejez.

El masaje es un elemento central de mi trabajo, ya que cuerpo y mente trabajan juntos. Igual que pueden bloquearse entre sí y reducir nuestra calidad de vida, cuando están en armonía, impulsan nuestras habilidades para que podamos alcanzar nuestro potencial. Y si mantenemos esta armonía los efectos marcarán una diferencia en nuestras vidas.

Nuestro cuerpo tiene su propia memoria y almacena «recuerdos» como lesiones, emociones y hábitos cotidianos y puede desequilibrarse. A menudo me encuentro con personas con mala postura por pasar muchos años en el mismo trabajo. Al camarero le duelen los pies y las piernas, la que trabaja en la oficina se queja de dolor de espalda y el obrero tiene problemas con las manos. Sin embargo, muchos no van al médico por esto. No están enfermos….

Y aquí es donde entra en juego mi trabajo como masajista. La palabra masaje engloba todo tipo de trabajo corporal, como serían los masajes de tejido profundo que estimulan la circulación o los estiramientos y las movilizaciones que involucran diferentes músculos y movimientos.

Es un alivio para mis clientes dejarse llevar y sentir sus cuerpos. Cuerpos tensos que sufren de dolores cuando hacen ciertos movimientos. Cuando termina la sesión, la mayoría se sienten despiertos y con energías renovadas, porque las hormonas propias del cuerpo que se liberan durante un masaje también alegran nuestra mente. A menudo les doy consejos sobre cómo pueden cuidarse en casa.

Porque sólo tenemos una vida, y un cuerpo para vivirla. Así que hay que cuidarlo. Y si uno no lo puede hacer por sí mismo o no sabe cómo, lo mejor es que busque ayuda externa y se ponga en contacto con un profesional como yo. Porque la prevención y el ejercicio son la verdadera clave de la longevidad.

Si quieres ver cómo trabajo, puedes visitar mi página web o encontrarme en redes sociales.

Adiós y hasta la próxima.

Stefan, Time In