Una constante, por desgracia es que a nuestro centro acuda gente muy ocupada, a veces desbordados y con un semblante cansado, exhausto hasta diría yo.

No es solo “el mal de los empresarios o de los comerciales” hay amas de casa que les pasa, jubilados… este fenómeno no entiende de trabajos, sexo o estrato social, es parte de la vida que nos hemos montado, y yo entiendo que mal montado.

Nos encontramos casi todos los días con gente que nos dice que tiene más cosas que hacer de las que puede realizar, por suerte encuentran en un espacio como el Centre Mompó su lugar donde poder re-conocerse y desconectar de esa urgencia, bien en una clase de Yoga o de Pilates o haciéndose un masaje.

Nosotros estamos encantados de crear este espacio de descanso, pero en nuestro afán de hacer crecer vitalmente a las personas que nos visitan, les invito  a hacer la gran reflexión.sin tiempo

“¿Cómo hemos llegado a un mundo en el que tenemos cada vez más cosas que realizar con menos tiempo libre, menos tiempo para reflexionar, menos tiempo para simplemente… ser?

En realidad es un tema de prioridades y auto-conocimiento, y me incluyo en la bolsa de padecedores de este mal… hasta que conocí otras formas de enfrentarme a todas estas tareas en principio abrumadoras el mindfulness.

Después del curso de mindfulness, ¿tenía menos cosas que hacer?

Para nada, todo lo contrario, pero tenía realmente definidas mis prioridades y mis capacidades, hasta que llego el punto de aceptar que no puedo (ni debo) hacerlo todo.

Aceptar esto, fue uno de los grandes cambios en mi vida en los últimos años.

Entender la vida, a través de los ojos de un practicante de Mindfulness me ha hecho ser más feliz y más eficaz, y curiosamente disfruto más de las cosas que hago y.. no te lo vas a creer! Hago más cosas aún!

Pero de una forma mucho más eficaz.