Uno de los aspectos más debate genera, en una constelación familiar, que a menudo genera inseguridad en que asisten a su primera constelación, es el hecho de que algunos los participantes sean incluidos en el desarrollo de una constelación haciendo de representantes de la familia o bien situaciones que están relacionadas con lo que el constelador desea trabajar.
Una cuestión frecuente es que tiene que hacer una persona si en una constelación la elijen por servirnos de un ejemplo para hacer de la abuela de la persona que está constelando. Pues el colaborador no conoce de nada a la persona que le ha elegido, se pregunta: ¿qué tengo que hacer?, ¿qué debo sentir?
Y si lo vemos desde un punto enteramente objetivo podría parecer que la persona que nos hace de representante podría manifestar cualquier sentimiento o motivación al azar, pues la ciencia no contempla que pueda haber una transmisión de pensamiento a manera de telepatía (por lo menos de momento).
Esto es completamente cierto en una constelación, en verdad no se pretende que sucedan por magia y que una persona que está representando tenga la labor insuperable de la adivinación, no se pretende. Y tampoco deseable aunque fuera posible, puesto que las constelaciones familiares no pretenden nunca representar el drama conocido de la historia.
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Si esto fuera de esta forma, sería más simple para el interesado realizar una sesión de psicoterapia normal y dejar de un lado cualquier técnica transpersonal opción alternativa.
Representante con una asistente a las constelaciones familiares
Pero esto es todo lo contrario a lo que las constelaciones familiares se marcan como objetivo, y es donde se desciende al nivel del inconsciente personal y colectivo. Una de las grandes barreras en el momento en que una persona quiere solucionar un aspecto de su vida, se presenta en la estructura mental que le ha dado a un hecho histórico de su vida personal. La psique en sí busca ordenar con sus recursos un recuerdo, o bien un sentimiento, y darle una congruencia para que pueda ser asimilado conscientemente en el almacén de las experiencias vivenciales. La mente, por decirlo así, fiscaliza las emociones tratando de dar un orden a lo vivido. Este filtro dista mucho de marcar la realidad del origen de un dolor emocional, y es un proceso natural de protección que emplea la mente humana para poder manejar el inmenso almacén del inconsciente personal, para eludir un desbordamiento de conmuevas no maduradas. En muchos casos esto se le llama traumas, o en otros casos sentimientos no asimilados.
La enorme pregunta es, ¿como el representante puede saber, el enfrentamiento escondo del rol que está representando? Las constelaciones familiares trabajan con arquetipos más fáciles de nuestro inconsciente, los familiares, los antepasados más próximos, progenitores, abuelos e inclusive bisabuelos.
Es justo en el momento en que el constelador le solicita al usuario, que escoja a la azar una persona del conjunto a fin de que represente a un ancestro, donde se sucede la magia. Una persona sin tener una charla previa, no puede valorar de qué forma se siente otra persona desde el nivel mental, pero si es verdad que una persona puede sentir intuitivamente el estado sensible de la otra persona. Esto lo hacemos todos los días cuando interaccionamos en la calle con el resto, nos vemos en situaciones donde un encargado de una tienda, o un funcionario público, o bien cualquier persona extraña a nuestro círculo social, nos puede caer mejor o bien peor y esto lo hacemos en cuestión de segundos. Nuestro cuerpo es capaz de leer, por decirlo así, la pretensión ignota de otra persona, llegando a sentir un abanico de sensaciones cara otras personas: empatía, rechazo, amor, desconfianza etcétera…
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En la pluralidad de dinámicas sensibles a lo largo de una constelación se encuentra el pensamiento propio y privado de cada entre los asistentes, con lo cual en un grupo de varios asistentes para elegir, habrán personas que estén más animadas, otras que estén menos, ciertas que se sientan bloqueadas, otras que sientan sueño…, etc. Todas y cada una estas peculiaridades no son manifestadas verbalmente pero el inconsciente de la persona que está constelando, es completamente consciente de cuál es el estado sensible del resto sin que se exprese en palabras.
Un caso práctico es en el momento en que una persona charla de su abuela que fue muy buena con ella pero se llevaba muy mal con su madre. La intención mental de esta persona está orientada a escoger una persona del grupo que parezca una abuela tierna, mas el inconsciente marca algo diferente, y sin saberlo, puede elegir a una persona que en ese momento sienta incomodidad, incluso es posible que el representante escogido vea reflejada su historia personal en la constelación del otro. A sí mismo el representante no es plenamente siendo consciente del rol que cree debe continuar mentalmente, pues si ha escuchado que va a ser una abuela buena posiblemente cuando este representando, no se sienta cómodo con representar a esta abuela buena y por el contrario manifieste durante la constelación que no está alegre. Es ahora en el cual la elección del representante por la parte de la persona que está constelando, deja sacar a la luz la verdadera dinámica del bloqueo emocional que la persona experimenta en su día tras día.
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Es justo en este momento donde se desvela el origen de la problemática en las constelaciones familiares. En conclusión: no es realmente importante que los representantes traten de sentir las presuntas energías de un inconsciente, en verdad el momento más importante es cuando la persona que se está constelando escoge intuitivamente a otra persona para que haga de un ancestro, situación o bien incluso de ella misma.
Finalmente es frecuente ver personas que escogen a un hombre para que haga de abuela, a una persona mayor a fin de que haga de una persona joven, que escoja a una mujer a fin de que haga de papá, que escoja a una persona alegre a fin de que haga de una enfermedad, que elija a una persona cansada a fin de que haga de su confianza en sí mismo…, etcétera La pluralidad de elecciones es ilimitada en una constelación, mas sobre todo lo más esencial es que no hay ningún acto de telepatía o bien mediumnidad de una parte de los representantes, a fin de que un inconsciente se pueda manifestar en una constelación, ya que no depende totalmente que los representantes sepan manifestar las dinámicas del inconsciente de la persona, sino que es exactamente la misma persona que se está constelando la que arma y expresa su propio inconsciente en las elecciones, en apariencia, azarosas en una constelación familiar.
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Finalmente, existen manifestaciones sutiles de transmisión de información en el entramado de una constelación familiar, mas estas son más complejas a nivel de estudio y más bien difíciles de explicar en términos científicos, pero al margen de comprobar a nivel científico cuál es la mecánica de una constelación, el desenlace siempre y en toda circunstancia es satisfactorio, revelador y sanador.